Sobre nosotros




Este proyecto nace de la experiencia adquirida en los diferentes apartamentos turísticos que hemos visitado en nuestros viajes.

Queremos ofrecer a nuestros visitantes un lugar donde se encuentren como en casa, en un emplazamiento muy céntrico pero tranquilo donde se pueda descansar después de una intensa jornada de trabajo o turística.

Encontraran todo tipo de información acerca de los lugares de interés así como de bares de tapeo, restaurantes y lugares de ocio de Zaragoza y alrededores.

Estaremos a su disposición para cualquier duda o consulta que les pueda surgir.

Ven, disfruta de Zaragoza y descansa como en tu propia casa.

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Leyenda del Lucero


Provisto de escalera, farolillo en mano y cazuela con brasas para deshelar el aceite de las candilejas, el FAROLERO, conocido popularmente como LUCERO en esta tierra, era el funcionario encargado del alumbrado público de la ciudad.

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La Zaragoza de comienzos del siglo XIX empieza a iluminarse con aquellos farolillos , alimentados de aceite en sus calles más céntricas. Todos los días debía reponerse el aceite consumido y acudir a la Lonja a por él, formaba parte de su quehacer diario.

Cuando el petróleo sustituyó al aceite, el cierzo cobró menos importancia en su obstinación por dejar a oscuras las calles. De hecho, aunque no siempre se conseguía anular sus efectos, disminuyó la incidencia del soplido del Moncayo.

Avanzada ya la segunda mitad del siglo, llega el gas. Prácticamente acaba de instalarse en las farolas de la ciudad, cuando a mediados de la última década del siglo aparece la electricidad. Poco a poco, ésta se va instalando en el encendido diario de las farolas.

A mediados del siglo XX, más de 300 bombillas alumbran las calles de Zaragoza. La figura del farolero no desaparece con su implantación. Es necesaria su presencia para encender diariamente, una por una, las farolas. Provistos de pértigas, logran alcanzar los interruptores que éstas disponen en altura. Encenderlas de noche y apagarlas de día será su última función hasta la definitiva automatización del alumbrado público.

No obstante, el FAROLERO/LUCERO, asociado al final con la estampa de sereno, siempre será recordado, más aún por un crápula en apuros, con afecto y simpatía por los mayores de esta nuestra ciudad.